jueves, 26 de abril de 2018

La octava. Y una copa.

Otro año más, otra edición más y ya van ocho, allí estuve. Este año la VIII edición tenía el aliciente de ser prueba de la Copa de España de carreras por montaña, como ya hizo en el año 2015. Una gran noticia para todos sin duda, espectadores, corredores más o menos populares, organización... Todos podríamos disfrutar (o sufrir) de los grandes atletas que se darían cita ese día en la Plaza de la Independencia de Jerte.

La de Jerte es para mí una carrera especial, fue la segunda vez que pisé la montaña corriendo, unos meses después de haber hecho la subida al castillo de Portezuelo. A estas dos carreras les tengo un aprecio diferente a las demás, por ser mi primera carrera en montaña la de Portezuelo y por haber visto crecer y evolucionar la de Jerte.


Este año iba con más dudas que en ediciones anteriores ya que había hecho una preparación escasa, muy escasa, y las tiradas no habían pasado de 19 km y poco más de 850m d+, y los entrenos en asfalto los había basado en distancias muy cortas aunque a ritmos alegres. La falta de motivación o de participación en pruebas previas se había notado (los años anteriores con Tres Valles llegaba más "rodado" a Jerte), aunque por sensaciones y tiempo al llegar a meta, creo que esta ha sido, si no la mejor, de las mejores en las ocho ediciones.
El fin de semana anterior me desplacé a Madrid a disputar el medio maratón, con mejor marca personal (1h40´), sin preparación específica y sufriendo una caída en el km 5 al ser zancadilleado por otro corredor fortuitamente. Golpe en la rodilla, los dos codos y los correspondientes raspones y de nuevo en marcha, chapa y pintura.

A las 7:45 pongo rumbo a Jerte yo solo esta vez, con las únicas compañeras de la lluvia y niebla durante el trayecto. Llegada, aparco y en busca del dorsal. La llovizna parece no querer abandonarnos, y la niebla nos aguarda metros más arriba como queriendo ocultarnos la belleza de sus valles, senderos y gargantas.
De vuelta al coche para prepararme decido ponerme el cortavientos para así protegerme de la lluvia y hacer más fácil el control de material (gracias Roberto por el préstamo). Dejo la mochila en el guardarropa, paso el control de dorsales y a esperar unos minutillos en el corralito de salida. Muchos galgos y galgas en el corral, pero esos juegan en otra liga, yo voy a lo que sé hacer, disfrutar de la montaña y correr todo lo que el límite del disfrute y sufrimiento me permitan.


Tres, dos, uno y a correr!! La salida es la misma que todos los años hasta el km 2 aproximadamente (donde me quité el cortavientos y lo metí en la mochila), luego este año hemos llegado a "Los Pilones" por otra zona, opuesta a la que solíamos tomar otras veces, algo más dura eso sí. Al pasar por ellos, el sonido contra las rocas, junto a la niebla y la llovizna, le daban un toque mágico. Aquí llegamos al primer avituallamiento y punto de corte, km 4, donde teníamos 30 minutos de límite. Lo paso en 26 minutos, suficiente para continuar e intentar ganarle minutos a los próximos cortes. La zona que continua ahora es a la orilla de la garganta, pero con la crecida de agua y la lluvia, estaba muy peligrosa ya que es toda entre piedras, saltando de una a otra.
Una vez pasado este tramos cogimos un sendero corrible hasta el km 6, donde encontramos el desvío para la categoría cadete y comenzamos la subida hasta el puente del Carrascal (intenté pasar por cadete, pero mi barba de media semana creo que me delató... Nota mental: afeitarme la próxima vez).
La subida es técnica y bastante pedregosa, un par de kilómetros zigzagueantes con algún pequeño tramo suave donde poder trotar (los populares al menos). Llegamos al km 8 y empieza la bajada por el tramo de la ruta de Carlos V, con alguna pequeña subida de por medio, y varias zonas de toboganes. Zona muy técnica, piedras mojadas y suelta que a la mínima podíamos dar con los huesos en el suelo como poco o caer rodando por la ladera entre piedras en el peor de los casos.

Sobre el km 11 llegamos a la "Garganta Chica", donde el año pasado pasamos por encima de las piedras sin mayores problemas, pero este año tocó mojarse por encima de las rodillas algunos o baño completo otros (los más hábiles lo sortearon mojándose los pies, a costa de haberse dejado allí media dentadura y algún hueso). A la salida del río, el corredor que va delante de mí resbala dos veces, ayudándole una de las veces a levantarse del suelo, lo que me hace ir con precaución en este tramo. 

Pasado esto vamos llegando al refugio de pescadores, km 12, avituallamiento, segundo punto de control y ya le he ganado 20 minutos al tiempo de corte, vamos bien (buen consejo arañar tiempo al principio Roberto). Aquí comienza una subida muy dura de unos 800m donde acumulamos 200m de desnivel positivo, con rampas del 40%, para que vayamos abriendo boca de cara a lo que se nos venía más adelante. Mucha animación en esta subida, básicamente por un rebaño de cabras que pastaban por el monte y animan nuestro paso con el sonido de sus cencerros. Se acaba la subida y nos encontramos un tramo de un kilómetro aproximadamente bastante favorable por el sendero de la ruta de Carlos V, donde llegamos al puente con el mismo nombre, pero esta vez giramos a la izquierda para llegar al "Muro", que da entrada a la corona, triada o como queráis llamarlo. Zona de cuatro kilómetros con tres subidas donde acumulamos algo mas de 550m de desnivel positivo y 220m negativo, simplemente brutal.


La primera subida, "el muro", con desniveles de hasta el 47%, nos lleva hasta el km 15, después de haber ascendido 300m positivos en casi un kilómetro entre robles, siguiendo las balizas sin sendero definido. Tercer avituallamiento y ya tengo media hora de margen frente al tiempo de corte, muy mal se tiene que dar para perder ese tiempo en los 12 km restantes. Un tramo de bajada nos oxigena las piernas, mucha niebla y algo de aire que nos hace sentir el frío de la ropa mojada, aunque pronto se pasa ya que con un giro de 90º dejamos el sendero y comenzamos de nuevo a subir, subida corta pero intensa, que nos deja en el punto más alto de la carrera a casi 1400m de altura. Aquí se nota el aire bastante, que junto a la niebla y el agua que nos ha caído ya encima me hace dudar de si sacar el cortavientos, pero no lo hago y continuo la bajada que pronto nos dejaría en la penúltima subida de la carrera, "la puntilla".


Ahora vienen casi cinco kilómetros de bajada bastante técnicos en algún tramo por las piedras mojadas, con algún tobogán pero todo corrible. Impresionante el correr entre los robles por la dehesa con esa niebla y el silencio roto por las pisadas de los corredores.
Llegada al km 20 donde tenemos el cuarto avituallamiento en mitad de la bajada. Uno de los voluntarios me dice que le suena mi cara, que si he ido otras veces a la carrera, a lo cuál le digo que por suerte he podido disfrutar de todas las ediciones, y me dice que por eso me reconocía. Vaya alegría, soy famoso!! jajaja Ya van más de 35 minutos ganados al tiempo de corte, así que sin problema hasta meta ya. 





Llegada al último avituallamiento en el km 23 y comienzo de la última subida, que más bien diría que son dos con un pequeño descanso en medio. Este tramo todos los años se me da fatal, llego roto, sin fuerzas y costándome un mundo llegar arriba. Pero este año debe ser el tiempo frío que me va bien o esos entrenos con Francis por Mínguez y sus cambios de ritmo... Sea como fuese, llegué mejor que otras veces, así que aproveché para disfrutar de la última bajada por ese sendero que es una pasada,  hasta desembocar en la pista cementada que nos llevaría hasta Jerte en su poco más de kilómetro y medio.


La llegada a la plaza como todos los años, con esa pequeña cuesta desde el rio pero que ya sabe a gloria, saboreando la meta y disfrutando de los ánimos del público y resto de corredores. Paso el arco de meta, mi octavo paso bajo ese arco y que menos que otras ocho ediciones para poder seguir disfrutando de esta carrera.

Gran día el que tuvimos para disfrutar de la montaña, agua, barro, niebla, temperatura agradable... y al final un avituallamiento en la plaza para reponer las calorías quemadas, un cocido calentito y gazpacho que hizo que casi nos fuésemos con más peso del que llegamos a Jerte!!.

Esperaremos con ganas las novena edición, y si todo va bien, allí estaremos para compartirla, disfrutarla y sufrirla. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario