domingo, 20 de marzo de 2016

Épica y mágica Tres Valles

Brutal, así podría definir la segunda edición de la carrera por montaña "Tres Valles" de La Alberca (Salamanca). Pero mejor empezaremos por el principio, ya que es una carrera para correrla, disfrutarla y sufrirla, sobre todo en este último aspecto.


En esta ocasión. a diferencia de otras carreras próxima en distancia como ésta (en torno a 1h30 en coche), emprendí el viaje con María la tarde antes para pasar la noche allí, en previsión de que saliera un tiempo adverso, ya que el acceso es por carreteras bastante umbrías y zonas de montaña. Al final salió un fin de semana casi primaveral. 
Esa mañana de sábado me levanté con una molestia debajo del hombro, que después de desayunar fue a más, hasta el punto que tuve que dejar conducir a mi padre el coche de camino al trabajo por que la molestia que tenía era bastante. Antes de partir por la tarde pasamos por la farmacia y me tomé en el coche un paracetamol, que la verdad me sentó bastante bien. Viaje callado por mi parte, ya me lo notó María, pero iba nervioso, con presión (ya ves tú, un tío de los cien últimos nervioso...) y no era por otra cosa que por el miedo a que me sucediera algo como como en el Trail de Artesanos, a que todo lo que has preparado y entrenado no valiese para nada.
Esa misma tarde recogida de dorsal, saludar a algunos corredores conocidos, un pequeño paseo y para el hotel que hace frío y no es plan de deambular dando tiritones. Un poco de relax en la habitación y a eso de las nueve bajamos a la cafetería a cenar un sandwich y una taza de leche calentita, y a dormir antes de las once.

A las 6:45 suena el despertador, aunque ya había dado un par de vueltas en la cama un rato antes. Ducha para despejarme, me visto y preparo la mochila, geles, agua, cortaviento, gorra... y bajamos a desayunar. En la cafetería se ve ambiente con varios corredores, algunos incluso desayunando ya preparados con la ropa de correr!! Ya en la habitación María me da un poco de Voltaren en la espalda, me visto y salimos hacia la plaza, bien abrigados para mantener el calor, que si llego a saber lo que me esperaba luego, mejor dejar ese calor en la habitación. Una vez en  la plaza me reúno con Norberto, Roberto y Chepe, fotos de rigor y comentarios típicos y pasamos el control de dorsales, que se hizo mas largo de lo normal y salimos con unos diez minutos de retraso. 
Los primeros km se hacen bien, algo de subida los dos primeros y luego empezamos a bajar hasta el río, desde donde hasta el km 9 era todo subida por senderos y algún tramo de cortafuego. Aquí tenemos el primer avituallamiento, junto al santuario de la Peña de Francia. Las sensaciones son buenas, regulando mucho junto a Norberto, sabemos que la carrera es larga y lo que nos queda por delante requerirá dar mucho de cada uno.
La bajada en su tramo inicial es bastante técnica, con algunos tramos con algo de hielo, pero luego es muy corrible, hasta el punto que me lanzo y al pasar el punto de control en el paso de los lobos (km 11) me uno a un grupo de ocho corredores que van delante de mí y veo que no viene Norberto por detrás. Me mantengo con ellos y al ratillo se une Norberto junto con otros tres corredores más. Este mini pelotón que formamos, en fila de uno ya que el sendero no permite mas, llegamos al segundo avituallamiento en el km 16, bebemos, rellenamos agua, un gel "pa dentro" y a empezar la segunda subida, la Mesa del Francés y su mística "Magnetotérmia".

La iniciamos por un camino que va ensanchándose hasta llegar a un cortafuegos casi cresteando lo que creíamos iba a ser la cima (inocentones nosotros). A mitad de subida, me paro y le digo a Norberto que siga, que voy a ponerme el "look" primavera verano, así que me quito la mochila, la camiseta y la térmica de debajo, que la guardo en la mochila, me quito también le buff de la cabeza y me pongo la gorra, y ale, a correr de nuevo. Pero al final del cortafuegos las balizas no van hacia abajo, si no que giran a la izquierda, subimos un pequeño repecho y allí vemos que unas hormiguitas de colores están subiendo hasta un bloque de granito enorme por una ladera de enormes piedras dispuestas de manera muy cómoda para cualquier animal bípedo. La verdad que los primeros metros cuestan un poco, pero luego me suelto como una cabra dando saltos y empiezo a adelantar corredores hasta la cima, la Mesa del Francés, a la cuál hay que subir al mas puro estilo Juanito Oiarzabal escalando (suerte que metí el piolet y las cuerdas en la mochila). 
Aquí ya dejé a Norberto atrás, se tomó con más calma la subida pedregosa hasta el km 20 y yo ya me lancé hacia el tercer avituallamiento y segundo punto de control en Los Puertitos (km 22). En este punto ya  nos avisaron que aquel que fuera con dudas o tocado, que no se lo pensara y se quedase allí, ya que la evacuación en el tramo del Valle de Las Batuecas era muy complicada y difícil, debido a lo cerrado y escarpado del terreno. Yo me encontraba bien y me fui en busca del monasterio de las Batuecas (km 29), total son sólo 7 km lo que tengo que hacer, y casi todo en descenso (de nuevo, inocente de mí)... pues eso, algo más de una hora en ese tramo, muy bonito y peligroso, todo sea dicho. En su parte inicial un sendero corrible (para los menos élite como el menda), en el cuál me encontré a un chico Mexicano con un calambre en la pierna, me paré y le ayudé a apoyarse en una piedra, le dí un gel de magnesio y le recomendé si no podía seguir, volver hacia atrás, que estaba el avituallamiento cerca. Después de esos primeros metros había unos pasos en los cuáles los bomberos te avisaban antes de llegar e indicaban como hacer el paso agarrado a las cuerdas. Cierto que los dos primeros eran bastante asequibles, pero el del paso por el río había que hacerlo despacio debido a lo resbaladizo de las piedras. Antes de este paso me dio por probar la consistencia del suelo del valle, un pequeño resbalón que me hizo aterrizar con la mano y doblarme un poco la rodilla, sin mucho mas que unos rasguños.
Mesa del Francés
Por aquí ya empezaban a pesar las piernas un poco, magnesio "pa dentro" y en busca del monasterio,que todo hay que decirlo, no se si en Castilla y León las medidas de longitud son diferentes al resto de España pero cuando un voluntario te dice que quedan unos 700m para el monasterio y tu sigues corriendo y corriendo hasta que pasa media hora y el monasterio sigue sin aparecer y te preguntas, ¿como narices miden aquí? jajaja. Ya en el monasterio recargo agua y pido isotónico, pero me dicen que no tienen, mal asunto por que el cuerpo me lo está pidiendo. Recupero un par de minutos con los dos compañeros que me encontré en la zona del valle, y nos ponemos de nuevo en marcha, que ya son sólo 6,5 km lo que queda, esto está hecho! (inocente de mí de nuevo).
Pues iniciamos la subida a El Portillo, algo mas de 4 km por delante con 650 m de desnivel positivo, a lo que hay que sumarle los 29 km en las piernas y el solazo que pegaba en la subida. Sendero asequible, pero el tío del mazo quiso venir a verme en primera persona, y por mas agua que bebía no solucionaba nada (nota: la próxima llevar algo de isotónico extra para emergencias), y tuve que descansar un par de veces a la sombra, pero llegados hasta allí no iba a abandonar por muy mal que fuese. Al fin llegué arriba, me bebí dos vasos de isotónico que me sentó de maravilla y junto con el corredor con el que había hecho los últimos 14 km nos lanzamos a por la meta, poco más de 2,5 km y lo tenemos hecho, nos decimos el uno al otro. Y así fue, llegamos al pueblo y al pasar por la iglesia está María junto con Roberto y Chepe que ya habían llegado a meta y Nuria esperando a Norberto. 

Meta al fin!! Después de disfrutar y sufrir pude llegar a meta y quitarme ese peso psicológico después de Artesanos. Cierto es que me faltó una semana más, un entreno de esos de domingo de 25 km por el monte, no para hacer mejor o peor marca o posición, si no para no sufrir tanto en ciertos aspectos. 

Gran carrera, precioso entorno y organización. El año que viene si no hay impedimentos, intentaré estar de nuevo allí. 

Por cierto, un diez para todos los corredores ya que en todo el recorrido no vi ni un gel tirado ni un vaso fuera de la zona de avituallamientos, eso SÍ es respeto por el medio y por los demás, a ver si aprenden muchos de los corredores de aquí de Extremadura, que en todas las encuestas de las carreras es la crítica que hago siempre, además de ser motivo de descalificación según el reglamento. 
Y estaría bien mas fotos de los corredores de mitad de clasificación para atrás, que también nos gusta vernos sufriendo jaja.


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