lunes, 5 de octubre de 2015

Despertando de un sueño

El reloj se paró en 4 horas, 24 minutos y 27 segundos. Hasta aquí duró el sueño que empezó a finales de 2014 y que tanta ilusión había despertado en mí desde entonces. 

La mañana del sábado empezó antes de que el despertador sonase a eso de las 5:00. Me levanto, desayuno y hago los últimos preparativos, aunque ya estaba prácticamente todo listo de la noche anterior. Reviso la mochila, relleno el agua, el isotónico, meto los geles y barritas y parto en cuatro trozos el sandwich de pavo para comer algo salado de mitad de carrera en adelante.
A las 6:30 viene a recogerme Jose, amigo y compañero de entreno,  y ponemos rumbo a Torrejoncillo, por el camino nervios, dudas, bromas... lo normal pero todo aumentado quizás por ser una prueba totalmente desconocida para nosotros, cierto que Jose había hecho el maratón de Transvulcania, pero aquí tenemos otros 9 km más después de hacer los 42 primeros. En cuanto a mí, los 34 km de La Pencona son mi mayor "gesta" kilométrica en la montaña, de ahí para adelante todo es desconocido.


Ya en Torrejoncillo nos dirigimos a coger el autobús que nos llevará hasta el lugar de salida en Portezuelo. Ya en el autobús se notaba un ambiente diferente a otras carreras, la gente más tensa, con el gesto más serio de lo normal, y no era para menos, el recorrido así lo exigía. Una vez allí, nos cambiamos y pasamos al corralito de salida pasando por el control de material, todo esto con sol aún ausente y viéndose su resplandor tímidamente. 





A las 8:00 se da la salida y comenzamos a callejear por Portezuelo, me pongo junto a Jose, con el cuál intentaría hacer la carrera hasta el final, y en menos de dos minutos dejamos atrás el pueblo para encaminarnos a subir por una estrecha vereda al castillo, formándose un pequeño embudo y subiendo en fila de a uno hasta que lo coronamos y atravesamos por su interior. Desde el inicio sabía que tenía que tomarme la carrera con calma, son muchos kilómetros y lo duro está en la primera mitad, A la salida de éste empezamos el cresteo por la sierra, una zona bastante técnica que me gusta mucho desde la primera vez que corrí por allí, y que este año nos deleita con el sol apareciendo detrás de las montañas. Voy detrás de una chica de Ecuador, por delante de ella Jose y delante de éste Félix. Van pasando los kilómetros y las posiciones a penas se mueven debido a la dificultad y tecnicidad del terreno, hasta que llegamos al final de esa zona y bajamos un cortafuegos, donde adelantamos a varios corredores. A medida que pasan los metros las subidas y bajadas, no muy largas, hacen que las piernas vayan calentando para lo que se avecina. A diferencia de otras veces que íbamos directos a la Villa del Arco, o mas conocido como "Arquillo", esta vez giramos a la izquierda hasta que empezamos a subir por una ladera en dirección a "La Silleta", pero al llegar a uno de sus picos descendemos en dirección al Arquillo, pasando por este pintoresco lugar.

Hasta aquí iba todo más o menos bien, aunque en la bajada hacia el Arquillo noté unas molestias en el estómago que iban y venían, con una sensación extraña de pesadez, aunque no le dí importancia ya que en otras ocasiones me ha pasado lo mismo y se solucionaba soltando lastre. 
Nos encaminamos dirección Cañaveral, para bajar casi hasta la carretera y empezar a subir por el Culebrero hasta la Silleta, subida mítica en ésta prueba, que cambia en esta edición el tramo final para meterlo por una zona rocosa y mucho más técnica que le da un toque de dureza y montañero. Aquí esta el primer avituallamiento (teórico km 12,5), que teníamos 2h15 minutos para completar este primer corte, al cuál llegamos con 2h07 minutos, pero claro, había 1,2km más de distancia, cosa que iría lastrando a los corredores y haría que se ampliaran los cortes en los siguientes puntos.

Cargamos agua, comemos
y bebemos y empezamos el descenso Jose, Félix y yo, dirección a la segunda subida a la Silleta esta vez por la zona de umbría, y justo en el punto que se bifurca el mini trail, los cuales se van hacia el pinar de Pedroso de Acím, y los del trail que volvemos a subir. Comenzamos la subida Jose y yo con unos metros respecto a Félix, y al llegar arriba ya no le vemos, por lo que continuamos cresteando por la Silleta hasta el cortafuegos que nos hará de bajada hasta el camino de enlace con el sendero del "Caño", que nos llevará hasta la plaza de Cañaveral. En este sendero, rodeado de madroños, ya iba "pesado", esa sensación que tuve anteriormente se iba incrementando y me hacía sentir muy pesado, como con una losa encima, me costaba mantener el ritmo y para colmo piso una piedra y me tuerzo el tobillo, Jose se da la vuelta preocupándose por lo que me había pasado y caminamos durante unos metros hasta que el dolor se pasa y comenzamos de nuevo a correr.

Pasamos por Cañaveral y tomamos una calleja dirección a "La Pared", sí, con ese nombre os podéis hacer una idea de que es lo que nos esperaba, una subida bestial, muy dura. Ya antes de comenzarla no iba bien, me costaba mucho mantener un ritmo de carrera, pero no era por falta de fuerzas o pesadez de piernas, algo tiraba de mi hacia atrás, no me dejaba avanzar y cada paso me costaba el doble que al principio. Al coronar la pared, en el avituallamiento, no tenía ganas de nada, le dije a Jose que no iba bien, que estaba planteándome abandonar. Me animó y me dijo que intentara seguir, y así hice después de llenar la mochila de agua y el bote de isotónico. Subimos una cuesta hasta un llano que hay antes del "Reventón", que este año es de bajada. Jose empieza delante bajando, yo voy con precaución, pero aún así resbalé y caí, sin mayor importancia que unos arañazos en la rodilla izquierda. Una vez abajo le dije a Jose que no podía, que estaba mal, que tenía ganas de vomitar, que no podía continuar y que se fuera él. Esperó mientras me acerqué a alguien de la organización que estaba en el cruce para comunicarle mi retirada, y luego continuó con la carrera. Hasta aquí duró mi carrera, unos 27 km.

Mientras esperaba a que viniese a recogerme la organización, se me pasaba de todo por la cabeza, intentando analizar que había pasado, pero sin encontrar respuesta, ya que no había comido ni probado nada nuevo en carrera, estaba bien físicamente, no iba cargado ni cansado (obviando el cansancio lógico de los 27km ya corridos) conocía las subidas y la zona...
Cuando llegó el coche a recogerme me encontré que Félix iba dentro, se había retirado en el avituallamiento de la Pared, tampoco iba bien, y como me dijo, "no hay que darle vueltas, hay días y días, y hoy no era el día".

Y así fue como se acabó prematuramente una carrera que me había ilusionado desde hacía mucho tiempo, a la cuál mentalmente iba preparado para sufrir y físicamente iba fuerte, incluso diría que de las que mejor he ido. Pero esto es como cuando estudiabas mucho para un examen, lo preparabas bien y luego suspendías y te ibas con cara de tonto para casa. Pues esto igual, pero con la diferencia que al día siguiente me hice 37 km con la bici, intentando descargar toda esa fuerza que no pude gastar el día anterior.

Pero esto no ha sido un punto final, ha sido un punto y aparte y volveré a intentarlo, Trail Artesanos, nos veremos las caras de nuevo y ten a buen seguro que no te será tan fácil acabar conmigo,