Al igual que siete son las ediciones de esta "gran pequeña", siete son también mis participaciones, año tras año viendo cómo ha evolucionado y crecido en kilómetros, dureza y belleza. Aún recuerdo aquella primera edición en 2011, sábado por la tarde. Hacía poco más de un año que había empezado a correr, cosa que antes ni se me pasaba por la cabeza y mucho menos hacer montaña, pero allí estábamos por "culpa" de uno de los organizadores, Jose "Perez", gran amigo de nuestro grandullón Andrés, que nos animó e invitó a que fuesemos a conocer la carrera que habían preparado. Quién me iba a decir que aquel día me contagiaría de esa cosa de correr por la montaña, con lo que sufrí!!
Este año mi participación ha estado pendiente de un hilo (o más bien un cordón), y no ha sido por las dos semanas que estuve parado después de Tres Valles, que me hizo perder mucho, si no por el nacimiento del próximo Killian o Luis Alberto... O lo que es lo mismo, mi hijo. La carrera era cuatro días antes que la fecha teórica del parto, pero quién sabe si se adelantaría, por lo que tendría que estar pendiente del teléfono por si acaso.
Emprendí viaje hacia Jerte yo solo por si me tenía que venir antes de tiempo en el coche, mientras Roberto y Norberto iban juntos en otro. Recojo dorsal, me cambio y me voy a pasar el control del corralito. Quedan dos minutos para el cierre de control y por los pelos llegan Roberto y Norberto, quizás sería una señal de que el reloj iba a ir dándonos "por detrás" toda la carrera.
Minuto de silencio por un compañero salmantino que falleció meses atrás, cuya novia correría esta prueba por él sin ser asidua corredora, bravo por ella.

Roberto comenta que hará la prueba en un ritmo prudente, para estar fresco de cara a la media maratón que tendremos en Coria al domingo siguiente, por lo que aprovechamos para llevar un galgo mientras nos aguanten las fuerzas, o le de por tirar para adelante... Pasamos "Los Pilones" y este año sí hacemos el tramo que va paralelo y casi a la altura del río, que el año pasado se suprimió por las lluvias caidas y la crecida del río.
Empezamos la subida que nos dejará en el kilómetro 10, se me hace más corta y amena que otras veces, quizás por que íbamos hablando y comentando sobre otra de las aficiones que nos mata algunas horas en la semana, la escalada!
Pasamos el avituallamiento del kilómetro 10 y empezamos la bajada en zig zag, en la cuál sufrí el primer "sustillo" al torcerme el tobillo, ¿cuál? pues haciendo caso a la ley de Murphy, el que ya venía tocado desde Tres Valles. Me molesta ligeramente, pero al poco se me pasó, aunque hizo que me tomara las bajadas con bastante más calma. Los kilómetros van pasando y el calor y el polvo cada vez son peores compañeros para estas pruebas. Tercer avituallamiento, cargo agua, como algo y continuamos el camino en dirección a esa trampa en forma de "el muro", como ellos lo habían denominado y así lucía en el cartel al inicio de la subida. Una subida explosiva, mortal, agotadora... rampas que en algún tramo rondaban el 49%!! Esto se avisa y nos llevamos el arnés y los pies de gato en la mochila!! Aquí el amigo Roberto afiló cuchillo y nos dejó atrás. A mitad de subida me llega un mensaje de una llamada perdida, miro el teléfono y es sólo una falsa alarma, a lo que Norberto me dice "te has acojonado"! Y tanto, ya me veía corriendo en dirección para el coche a toda leche para ir al "paritorio" 😄


Se unieron a mí dos corredores más, con los que hice los últimos metros hasta meta, entrando dignamente y sobre todo, acabando una vez más esta bonita prueba, siete ediciones, siete llegadas a meta, y las que quedan.
Quiero ofrecer mi punto de vista sobre la polémica surgida a raíz de los tiempos de corte y el agua en el avituallamiento del kilómetro 15, el tercero. En cuanto a los tiempos de corte, estoy a favor de ellos, moderadamente, ya que es algo necesario, tanto para corredores como sobre todo para voluntarios y personal de evacuación. Hemos de ser conscientes de que no vamos de senderismo, y que la gente que vela por nosotros durante el recorrido, voluntarios, médicos, protección civil... en la mayoría de los casos están ahí por su propia voluntad, sufriendo madrugones, frío, calor y todas las inclemencias que soportomas los corredores, con la diferencia de que ellos estarán más horas que nosotros. Si puede que esta vez se haya ajustado más el tiempo de paso, pero también hemos de tener en cuenta que estamos corriendo dentro de una reserva natural, con los permisos que eso conlleva por parte de la organización y la cantidad de gente que había durante esa semana al coincidir con Semana Santa.
En cuanto a lo del agua, después de leer la explicación de la organización al respecto, es totalmente comprensible. Agua había de sobra, el origen del problema es el mismo que está detrás de todos los problemas, nuestro egoísmo y malos hábitos y modales. No se puede permitir que los corredores se echen el agua potable por encima para refrescarse dejando a los corredores que vienen en cola sin agua, y peor aún habiendo cantidad de pequeñas cascadas, arroyos y saltos de agua durante el recorrido para poder refrescarse. Así mismo, abogo por que se cumpla el reglamento en lo referente a tirar envoltorios y basuras por el recorrido, hay corredores que son unos auténticos CERDOS, el día que los jueces empiecen a descalificar por ello, tal como contempla el reglamento, algunos se llevarán las manos a la cabeza y criticarán de nuevo por algo que esúnicamente su culpa.
Como ya he dicho al principio, para mí Jerte es una gran prueba, quizás están abusando un pelín de la dureza, pero es parte de la montaña, aún así seguiré estando en la línea de salida todas las ediciones que el cuerpo aguante, siempre y cuando consiga dorsal!