jueves, 26 de abril de 2018

La octava. Y una copa.

Otro año más, otra edición más y ya van ocho, allí estuve. Este año la VIII edición tenía el aliciente de ser prueba de la Copa de España de carreras por montaña, como ya hizo en el año 2015. Una gran noticia para todos sin duda, espectadores, corredores más o menos populares, organización... Todos podríamos disfrutar (o sufrir) de los grandes atletas que se darían cita ese día en la Plaza de la Independencia de Jerte.

La de Jerte es para mí una carrera especial, fue la segunda vez que pisé la montaña corriendo, unos meses después de haber hecho la subida al castillo de Portezuelo. A estas dos carreras les tengo un aprecio diferente a las demás, por ser mi primera carrera en montaña la de Portezuelo y por haber visto crecer y evolucionar la de Jerte.


Este año iba con más dudas que en ediciones anteriores ya que había hecho una preparación escasa, muy escasa, y las tiradas no habían pasado de 19 km y poco más de 850m d+, y los entrenos en asfalto los había basado en distancias muy cortas aunque a ritmos alegres. La falta de motivación o de participación en pruebas previas se había notado (los años anteriores con Tres Valles llegaba más "rodado" a Jerte), aunque por sensaciones y tiempo al llegar a meta, creo que esta ha sido, si no la mejor, de las mejores en las ocho ediciones.
El fin de semana anterior me desplacé a Madrid a disputar el medio maratón, con mejor marca personal (1h40´), sin preparación específica y sufriendo una caída en el km 5 al ser zancadilleado por otro corredor fortuitamente. Golpe en la rodilla, los dos codos y los correspondientes raspones y de nuevo en marcha, chapa y pintura.

A las 7:45 pongo rumbo a Jerte yo solo esta vez, con las únicas compañeras de la lluvia y niebla durante el trayecto. Llegada, aparco y en busca del dorsal. La llovizna parece no querer abandonarnos, y la niebla nos aguarda metros más arriba como queriendo ocultarnos la belleza de sus valles, senderos y gargantas.
De vuelta al coche para prepararme decido ponerme el cortavientos para así protegerme de la lluvia y hacer más fácil el control de material (gracias Roberto por el préstamo). Dejo la mochila en el guardarropa, paso el control de dorsales y a esperar unos minutillos en el corralito de salida. Muchos galgos y galgas en el corral, pero esos juegan en otra liga, yo voy a lo que sé hacer, disfrutar de la montaña y correr todo lo que el límite del disfrute y sufrimiento me permitan.


Tres, dos, uno y a correr!! La salida es la misma que todos los años hasta el km 2 aproximadamente (donde me quité el cortavientos y lo metí en la mochila), luego este año hemos llegado a "Los Pilones" por otra zona, opuesta a la que solíamos tomar otras veces, algo más dura eso sí. Al pasar por ellos, el sonido contra las rocas, junto a la niebla y la llovizna, le daban un toque mágico. Aquí llegamos al primer avituallamiento y punto de corte, km 4, donde teníamos 30 minutos de límite. Lo paso en 26 minutos, suficiente para continuar e intentar ganarle minutos a los próximos cortes. La zona que continua ahora es a la orilla de la garganta, pero con la crecida de agua y la lluvia, estaba muy peligrosa ya que es toda entre piedras, saltando de una a otra.
Una vez pasado este tramos cogimos un sendero corrible hasta el km 6, donde encontramos el desvío para la categoría cadete y comenzamos la subida hasta el puente del Carrascal (intenté pasar por cadete, pero mi barba de media semana creo que me delató... Nota mental: afeitarme la próxima vez).
La subida es técnica y bastante pedregosa, un par de kilómetros zigzagueantes con algún pequeño tramo suave donde poder trotar (los populares al menos). Llegamos al km 8 y empieza la bajada por el tramo de la ruta de Carlos V, con alguna pequeña subida de por medio, y varias zonas de toboganes. Zona muy técnica, piedras mojadas y suelta que a la mínima podíamos dar con los huesos en el suelo como poco o caer rodando por la ladera entre piedras en el peor de los casos.

Sobre el km 11 llegamos a la "Garganta Chica", donde el año pasado pasamos por encima de las piedras sin mayores problemas, pero este año tocó mojarse por encima de las rodillas algunos o baño completo otros (los más hábiles lo sortearon mojándose los pies, a costa de haberse dejado allí media dentadura y algún hueso). A la salida del río, el corredor que va delante de mí resbala dos veces, ayudándole una de las veces a levantarse del suelo, lo que me hace ir con precaución en este tramo. 

Pasado esto vamos llegando al refugio de pescadores, km 12, avituallamiento, segundo punto de control y ya le he ganado 20 minutos al tiempo de corte, vamos bien (buen consejo arañar tiempo al principio Roberto). Aquí comienza una subida muy dura de unos 800m donde acumulamos 200m de desnivel positivo, con rampas del 40%, para que vayamos abriendo boca de cara a lo que se nos venía más adelante. Mucha animación en esta subida, básicamente por un rebaño de cabras que pastaban por el monte y animan nuestro paso con el sonido de sus cencerros. Se acaba la subida y nos encontramos un tramo de un kilómetro aproximadamente bastante favorable por el sendero de la ruta de Carlos V, donde llegamos al puente con el mismo nombre, pero esta vez giramos a la izquierda para llegar al "Muro", que da entrada a la corona, triada o como queráis llamarlo. Zona de cuatro kilómetros con tres subidas donde acumulamos algo mas de 550m de desnivel positivo y 220m negativo, simplemente brutal.


La primera subida, "el muro", con desniveles de hasta el 47%, nos lleva hasta el km 15, después de haber ascendido 300m positivos en casi un kilómetro entre robles, siguiendo las balizas sin sendero definido. Tercer avituallamiento y ya tengo media hora de margen frente al tiempo de corte, muy mal se tiene que dar para perder ese tiempo en los 12 km restantes. Un tramo de bajada nos oxigena las piernas, mucha niebla y algo de aire que nos hace sentir el frío de la ropa mojada, aunque pronto se pasa ya que con un giro de 90º dejamos el sendero y comenzamos de nuevo a subir, subida corta pero intensa, que nos deja en el punto más alto de la carrera a casi 1400m de altura. Aquí se nota el aire bastante, que junto a la niebla y el agua que nos ha caído ya encima me hace dudar de si sacar el cortavientos, pero no lo hago y continuo la bajada que pronto nos dejaría en la penúltima subida de la carrera, "la puntilla".


Ahora vienen casi cinco kilómetros de bajada bastante técnicos en algún tramo por las piedras mojadas, con algún tobogán pero todo corrible. Impresionante el correr entre los robles por la dehesa con esa niebla y el silencio roto por las pisadas de los corredores.
Llegada al km 20 donde tenemos el cuarto avituallamiento en mitad de la bajada. Uno de los voluntarios me dice que le suena mi cara, que si he ido otras veces a la carrera, a lo cuál le digo que por suerte he podido disfrutar de todas las ediciones, y me dice que por eso me reconocía. Vaya alegría, soy famoso!! jajaja Ya van más de 35 minutos ganados al tiempo de corte, así que sin problema hasta meta ya. 





Llegada al último avituallamiento en el km 23 y comienzo de la última subida, que más bien diría que son dos con un pequeño descanso en medio. Este tramo todos los años se me da fatal, llego roto, sin fuerzas y costándome un mundo llegar arriba. Pero este año debe ser el tiempo frío que me va bien o esos entrenos con Francis por Mínguez y sus cambios de ritmo... Sea como fuese, llegué mejor que otras veces, así que aproveché para disfrutar de la última bajada por ese sendero que es una pasada,  hasta desembocar en la pista cementada que nos llevaría hasta Jerte en su poco más de kilómetro y medio.


La llegada a la plaza como todos los años, con esa pequeña cuesta desde el rio pero que ya sabe a gloria, saboreando la meta y disfrutando de los ánimos del público y resto de corredores. Paso el arco de meta, mi octavo paso bajo ese arco y que menos que otras ocho ediciones para poder seguir disfrutando de esta carrera.

Gran día el que tuvimos para disfrutar de la montaña, agua, barro, niebla, temperatura agradable... y al final un avituallamiento en la plaza para reponer las calorías quemadas, un cocido calentito y gazpacho que hizo que casi nos fuésemos con más peso del que llegamos a Jerte!!.

Esperaremos con ganas las novena edición, y si todo va bien, allí estaremos para compartirla, disfrutarla y sufrirla. 


jueves, 20 de abril de 2017

Un año más, Jerte no deja indiferente a nadie


Pasan los años, ediciones y corredores. Y ya ha cumplido siete, siete años, siete ediciones en las cuáles ha ido demostrando la madurez que da el paso del tiempo y el buen hacer de organización, voluntarios y aficionados.

Al igual que siete son las ediciones de esta "gran pequeña", siete son también mis participaciones, año tras año viendo cómo ha evolucionado y crecido en kilómetros, dureza y belleza. Aún recuerdo aquella primera edición en 2011, sábado por la tarde. Hacía poco más de un año que había empezado a correr, cosa que antes ni se me pasaba por la cabeza y mucho menos hacer montaña, pero allí estábamos por "culpa" de uno de los organizadores, Jose "Perez", gran amigo de nuestro grandullón Andrés, que nos animó e invitó a que fuesemos a conocer la carrera que habían preparado. Quién me iba a decir que aquel día me contagiaría de esa cosa de correr por la montaña, con lo que sufrí!!

Este año mi participación ha estado pendiente de un hilo (o más bien un cordón), y  no ha sido por las dos semanas que estuve parado después de Tres Valles, que me hizo perder mucho, si no por el nacimiento del próximo Killian o Luis Alberto... O lo que es lo mismo, mi hijo. La carrera era cuatro días antes que la fecha teórica del parto, pero quién sabe si se adelantaría, por lo que tendría que estar pendiente del teléfono por si acaso.

Emprendí viaje hacia Jerte yo solo por si me tenía que venir antes de tiempo en el coche, mientras Roberto y Norberto iban juntos en otro. Recojo dorsal, me cambio y me voy a pasar el control del corralito. Quedan dos minutos para el cierre de control y por los pelos llegan Roberto y Norberto, quizás sería una señal de que el reloj iba a ir dándonos "por detrás" toda la carrera.
Minuto de silencio por un compañero salmantino que falleció meses atrás, cuya novia correría esta prueba por él sin ser asidua corredora, bravo por ella.

Iniciamos la carrera unos 250 corredores, saliendo de la plaza para rápidamente tomar dirección al rio y cruzar el puente, zona muy animada por los aficionados. Voy junto a Norberto, mientras Roberto está pocos metros por delante, algo que nos pareció raro ya que tiene un ritmo bastante más fuerte y su posición natural está más adelantada de lo que llevaba. Vamos avanzado camino de "Los Pilones", con el grupo en el que vamos bastante estirado por la estrechez de los senderos, pero el ritmo es bueno, alegre, tanto que Norberto y yo comentamos que nos estamos lanzando, por lo que bajamos ligeramente, sin apenas perder posiciones ni alejarnos del grupo. Agradecí los ánimos que me dieron  tanto Jose, organizador, como Álvaro, parte organizativa también y gran corredor de montaña, un futuro campeón de grandes pruebas. 
Roberto comenta que hará la prueba en un ritmo prudente, para estar fresco de cara a la media maratón que tendremos en Coria al domingo siguiente, por lo que aprovechamos para llevar un galgo mientras nos aguanten las fuerzas, o le de por tirar para adelante... Pasamos "Los Pilones" y este año sí hacemos el tramo que va paralelo y casi a la altura del río, que el año pasado se suprimió por las lluvias caidas y la crecida del río. 
Empezamos la subida que nos dejará en el kilómetro 10, se me hace más corta y amena que otras veces, quizás por que íbamos hablando y comentando sobre otra de las aficiones que nos mata algunas horas en la semana, la escalada! 

Pasamos el avituallamiento del kilómetro 10 y empezamos la bajada en zig zag, en la cuál sufrí el primer "sustillo" al torcerme el tobillo, ¿cuál? pues haciendo caso a la ley de Murphy, el que ya venía tocado desde Tres Valles. Me molesta ligeramente, pero al poco se me pasó, aunque hizo que me tomara las bajadas con bastante más calma. Los kilómetros van pasando y el calor y el polvo cada vez son peores compañeros para estas pruebas. Tercer avituallamiento, cargo agua, como algo y continuamos el camino en dirección a esa trampa en forma de "el muro", como ellos lo habían denominado y así lucía en el cartel al inicio de la subida. Una subida explosiva, mortal, agotadora... rampas que en algún tramo rondaban el 49%!! Esto se avisa y nos llevamos el arnés y los pies de gato en la mochila!! Aquí el amigo Roberto afiló cuchillo y nos dejó atrás. A mitad de subida me llega un mensaje de una llamada perdida, miro el teléfono y es sólo una falsa alarma, a lo que Norberto me dice "te has acojonado"! Y tanto, ya me veía corriendo en dirección para el coche a toda leche para ir al "paritorio" 😄

Llegados al penúltimo avituallamiento nos dicen que hemos entrado por los pelos, que no nos descuidemos de cara al último punto de control para quedarnos fuera de carrera. Aquí iba tocado, con el tobillo cargado y empezaron molestias estomacales, fruto de la gran cantidad de líquido ingerido por el calor. Le digo a Norberto que tire, que ya intentaría pillarle, cosa que me fue imposible ya que al poco de empezar la bajada volví a pisar mal con el mismo tobillo de antes. En uno de los puntos de control paré para darme con spray de frio en el tobillo, algo me alivió hasta meta. Así puse un ritmo al "tran tran" y fuí tirando hacia abajo como pude. Adelanté algunos corredores y otros me adelantaron, nos animábamos mutuamente, pero las caras lo decían todo. Llego al último avituallamiento sobre el kilómetro 22, al cuál entro con un par de minutos antes del cierre (aunque luego nos dijeron que los habían alargado 10 minutos).

Quedan los últimos 500m de subida, los empiezo a buen ritmo, algo recuperado, adelanto a un corredor y veo que por detrás viene Toño, lo espero y hacemos la subida y bajada hasta la pista que da acceso a Jerte juntos. Ahí no pude seguirle, tuve que echarme a andar unos minutos por las moléstias de estómago y del tobillo al pisar en el duro cemento. He de agradecer la preocupación de un grupo de gente que me ofreció agua y me animaron al verme así a poco más de un kilómetro para llegar a meta.

Se unieron a mí dos corredores más, con los que hice los últimos metros hasta meta, entrando dignamente y sobre todo, acabando una vez más esta bonita prueba, siete ediciones, siete llegadas a meta, y las que quedan.

Quiero ofrecer mi punto de vista sobre la polémica surgida a raíz de los tiempos de corte y el agua en el avituallamiento del kilómetro 15, el tercero. En cuanto a los tiempos de corte, estoy a favor de ellos, moderadamente,  ya que es algo necesario, tanto para corredores como sobre todo para voluntarios y personal de evacuación. Hemos de ser conscientes de que no vamos de senderismo, y que la gente que vela por nosotros durante el recorrido, voluntarios, médicos, protección civil... en la mayoría de los casos están ahí por su propia voluntad, sufriendo madrugones, frío, calor y todas las inclemencias que soportomas los corredores, con la diferencia de que ellos estarán más horas que nosotros. Si puede que esta vez se haya ajustado más el tiempo de paso, pero también hemos de tener en cuenta que estamos corriendo dentro de una reserva natural, con los permisos que eso conlleva por parte de la organización y la cantidad de gente que había durante esa semana al coincidir con Semana Santa.
En cuanto a lo del agua, después de leer la explicación de la organización al respecto, es totalmente comprensible. Agua había de sobra, el origen del problema es el mismo que está detrás de todos los problemas, nuestro egoísmo y malos hábitos y modales. No se puede permitir que los corredores se echen el agua potable por encima para refrescarse dejando a los corredores que vienen en cola sin agua, y peor aún habiendo cantidad de pequeñas cascadas, arroyos y saltos de agua durante el recorrido para poder refrescarse. Así mismo, abogo por que se cumpla el reglamento en lo referente a tirar envoltorios y basuras por el recorrido, hay corredores que son unos auténticos CERDOS, el día que los jueces empiecen a descalificar por ello, tal como contempla el reglamento, algunos se llevarán las manos a la cabeza y criticarán de nuevo por algo que esúnicamente su culpa.

Como ya he dicho al principio, para mí Jerte es una gran prueba, quizás están abusando un pelín de la dureza, pero es parte de la montaña, aún así seguiré estando en la línea de salida todas las ediciones que el cuerpo aguante, siempre y cuando consiga dorsal!




viernes, 3 de junio de 2016

Que bonito "Siria" todo si...

El tiempo avanza inapelablemente y, junto a él, la evolución en todas las materias, ciencia, tecnología, letras, filosofía... Pero hay algo que lejos de avanzar, muy muy lejos, está haciendo todo lo contrario, involucionar. Y esa cosa no es otra que el raciocinio, que es usar la razón para conocer y luego juzgar (lo explico porque seguramente algunos que lean esto puedan haber sufrido una gran involución de su raciocinio).

Llevamos poco mas de dieciséis años inmersos en el siglo XXI, ese siglo que dio pie a tantas fantasías y rocambolescas situaciones en las películas de ciencia ficción de los años 80 y que no ha hecho otra cosa que convertirnos en meros robots dependientes de la evolución tecnológica, principalmente. Hemos olvidado que vivimos en una sociedad donde a parte de nuestro ombligo hay civilización, diferentes culturas, diferentes maneras de vivir y pensar... En lo que llevamos de siglo podríamos poner infinitas situaciones de la estupidez humana, pero voy a poner únicamente de ejemplo una que ha estado muy en auge varios meses y, que hace unas semanas ha quedado relegada a un segundo plano por algo que es notoriamente mucho mas importante como son las elecciones del 26J (seis meses sin gobierno y el país no se ha hundido!, Bélgica estuvo año y medio así y mejoró el paro, el PIB, el déficit, los salarios mínimos y el PIB per cápita, todo por encima de la media de Europa, solo empeoró en deuda pública, pero total, a los españoles eso no nos interesa). 
¿Os suena de algo el "conflicto Sirio"? Pues ese es el tema del que quería hablar, no de la historia del conflicto en sí, si no de la historia de cómo veinte millones de personas son ignoradas, maltratadas, ridiculizadas y asesinadas.

Un conflicto, o mejor dicho una guerra civil, que comenzó en 2011 y que tiene sus orígenes en la corrupción, la pobreza, la violación de derechos humanos y la desigualdad. A lo que hay que sumar al conflicto que poco después se unieran países como EEUU o Rusia principalmente, con aliados como Francia e Inglaterra. Es evidente que estos que entran en escena luego van por intereses económicos, aunque algo se les debió ir de las manos después de financiar a un bando u otro y volverse en su contra, llámese IS, DAESH o ISIS. Allá cada cuál con sus actos, al final recogeran lo que han ido sembrando y acabaremos poniendo banderitas de los países en nuestras fotos de perfil... en fin, hipocresía en estado puro.
Bueno, volvamos unos cuantos años atrás, hasta la década de los años 30, a mediados de década cuando se produce el inicio de la guerra civil española y muchos de nuestros familiares recientes, padres, abuelos, tíos, bisabuelos, tuvieron que salir de España, unos por motivos políticos, otros para trabajar y mantener a su familia y otros por el hecho de sentir que su vida y la de su familia corrían peligro. La mayoría emigró a centro-Europa, Alemania, Austria, Suiza, Francia... pero, ¿y si esos países a los que intentaban entrar les hubieran negado la entrada?, ¿y si les hubieran aislado en unos campamentos vigilados, llenos de miseria y subsistiendo con la ayuda humanitaria de terceros países? joder que putada, ¿no? nuestros familiares no se merecen eso, son buena gente, son españoles. Pues eso es lo que le está sucediendo a la población Siria, que sin comerlo ni beberlo han tenido que abandonar el país ya no por ideales o para mantener a sus familias, si no para poder estar vivos. 
La situación que están viviendo en las fronteras de los países que nos les dejan entrar y en los campamentos es tan dramática, que muchos comentan que "preferían haberse quedado en su casa, que si les cae una bomba les mata y punto, pero que en estos campamentos nos están matando lentamente". Miles de sirios han muerto intentando llegar a países del Mediterráneo vía "patera", muchos de ellos niños, gente como tú o como yo, con su nombre y apellidos, su trabajo, su casa, su familia, todo arrebatado por el fanatismo de unos y el afán de poder y dinero de otros. ¿Os acordáis de Aylan? Quizás no os suene por su nombre, pero seguro que la foto de su cuerpo inerte boca abajo en la playa os impresionó el pasado Septiembre, cuando tanto él como su hermano y su madre perecieron intentando huir por mar de Siria.
Pero ¿por qué se les niega entrar en Europa?. No se cuál será el motivo pero si hay que quedar claro algo que se ha extendido y generalizado tras algunos incidentes ocurridos en Italia en navidad y que hace que se vea a los refugiados como delincuentes. Aclaremos conceptos que nunca viene mal
- Refugiado: Persona que, a consecuencia de guerras, revoluciones o persecuciones políticas, se ve obligada a buscar refugio fuera de su país.
- Delincuente: Que delinque, comete delito.

Por lo que cuando volvamos a escuchar que hablan de refugiados, no lo asociemos con delincuencia, habrá de todo, gente buena, menos buena y gente con malas intenciones, pero estos últimos son una minoría y no es exclusiva de los refugiados. Seguramente en España (mas bien a ciencia cierta), el país de la picaresca por excelencia, haya más delincuentes por metro cuadrado que en cualquier otro país de Europa (ejemplo de ello que nos han estado gobernado décadas). Como dijo Gandhi "No debemos perder la fe en la humanidad que es como el océano: no se ensucia porque algunas de sus gotas estén sucias"

Y a todo esto la UE tirando de chequera, a lo Florentino Pérez, y pagando a Turquía para evitar un conflicto humanitario mayor, haciendo que los refugiados se queden en Turquía, malviviendo en campamentos insalubres, llenos de barro, en tiendas de campaña, racionando la ayuda humanitaria que les llega. Y mientras el cheque de 6000 millones de euros en el arcas de los turcos, que a buen seguro algunos millones mas les llegarán.

Estos vídeos son el reflejo de cómo una guerra afecta a la vida de una niña que hasta entonces llevaba una vida sana y feliz,
 

 


Hoy es Siria, ayer fueron nuestros abuelos, quizás mañana seamos nosotros. No involuciones, evoluciona, respeta y empatiza antes de juzgar. Si ya lo dijo una de las cabezas pensantes mas brillante de la humanidad, Albert Einstein, "Estoy absolutamente convencido que ninguna riqueza del mundo puede ayudar a que progrese la humanidad. El mundo necesita paz permanente y buena voluntad perdurable" 

Pero claro, es solo mi opinión...

viernes, 29 de abril de 2016

No hay sexto malo... o sí?

Como indica el título de la entrada y a modo de argot tauríno, hay sexto malo?? En esta ocasión, sí. El domingo 17 de abril tocó correr en la carrera Garganta de los Infiernos, en Jerte, para mí, la mejor que he corrido desde que hace seis años la conociese. La verdad que le tengo mucho cariño a esta prueba, quizás sea por que he visto y sufrido en mis carnes la evolución que ha tenido desde que allá en 2011 se celebrase su primera edición con una distancia, desnivel y dureza que poco o nada se asemejan a lo que hemos vivido en las dos últimas ediciones. También se ha ganado en belleza y disfrute por parte de los corredores, al menos por mi parte.

Este año año la organización tuvo un detalle con aquellos corredores que habíamos corrido y acabado las cinco ediciones anteriores, a los que invitó a correr la prueba sin necesidad de tener que hacer la inscripción. Fue un bonito gesto que los que hemos tenido ocasión de ver nacer y crecer esta prueba agradecimos.
Esa mañana partimos para Jerte a las 7:30 Jose, Jose "totino" y yo, y en otro coche Norberto, Chepe y Roberto. La verdad que el día amaneció con una climatología idónea para correr, la incógnita era saber cómo estaría el terreno después de las grandes lluvias que habían caído los días previos y que hicieron que dos días antes la organización se viese obliga a utilizar el recorrido alternativo, modificando un pequeño tramo, ya que era muy peligroso tal y como estaba todo de agua y lo crecido que bajaba el río.

Llegamos, aparcamos y recogimos dorsales, y ya empiezo a notar porqué este "sexto" o mas bien sexta edición no sería muy propicia para mí. No noto esa alegría o ligereza que suele tener el cuerpo el día de una carrera, pero pienso que a lo mejor ha sido el desayunar algo rápido y que con el paso del tiempo se pasaría... Nos cambiamos y preparamos y nos dirigimos a la salida. Los días antes ya nos avisaron que sería obligatorio el uso de cortavientos, al menos el llevarlo, ya sea puesto o no, así que decido llevar la mochila en carrera y así evitar también posibles pájaras (aún recuerdo el martillazo que me dio el tío del mazo en el Portillo...). Pasamos por el control de dorsales y entramos al corralito de salida para unos minutos después emprender la carrera.

Los primeros metros son por las calles de Jerte, saliendo en dirección al puente que cruza el río al lado del pabellón. Por aquí aún vamos con los ánimos y bromas típicas de inicio de carrera y con el cuerpo algo frío ya que el terreno es favorable, hasta que cruzamos el puente y ya empieza a empinarse el tema (el suelo, mal pensados). Se estrecha el camino cementado y en pocos minutos lo dejamos para tomar un camino que aumenta la pendiente, este año cementado unos metros más que hace que sea relativamente mas llevadero que años anteriores. Por aquí Chepe y Roberto ya han puesto tierra de por medio y hasta meta no les veremos el pelo, Norberto y yo a nuestro paso, y por detrás Jose con Félix. Lo te Jose "totino" ya es otra historia, el tio va pegándose con los de cabeza... El primer tramo hasta los Pilones lo conozco bien de años anteriores y de las veces que he ido andando hasta allí desde el centro de interpretación, pero ya se me empieza a atragantar y veo como Norberto se aleja y marcha hacia adelante, intuyo que tocará sufrir mas de lo esperado.
Llego al primer avituallamiento y un grupo numeroso de senderistas nos anima con aplausos y gritos de ánimos, que se agradece la verdad. Ahora toca bajar un poco hasta los Pilones, al llegar allí me paro en mitad del puente y me quedo unos segundos mirando, y sobre todo escuchando, la gran cantidad de agua que baja, el color azul celeste y blanco del agua al bajar por las rocas, ese estruendo que casi impide escuchar a la persona que tienes al lado... impresionante la verdad. Continuo bordeando los Pilones y subo hasta el sendero que unos metros mas arriba por la ladera nos llevará en paralelo al río hasta el puente del Sacristán, donde empezaremos a sufrir de verdad, subiendo por una vereda por la cuál adelantar es mas complicado que en el circuito de Mónaco. No es demasiado larga la subida, sobre 1 km, y al final encontramos el segundo avituallamiento, donde me encuentro a Jose, uno de los organizadores de la prueba, me pregunta que tal voy, le digo que mal, me anima y me comenta cómo es el tramo que viene ahora "baja y sube continúo", una subida larga y luego otra más larga... y luego ya "pa bajo" hasta meta (esta frase si te la dicen en carreras de montaña, no te la creas, siempre hay al menos una subida más). Pues nada, a bajar por un sendero muy bonito entre castaños y algunos troncos caídos en mitad del camino que había que saltar o pasar por debajo. Zona en la que fui acompañado con una chica y a parte de nuestras pisadas solo se escuchaban los pájaros y el ruido de algún arroyo a lo lejos.

El encanto de poder correr por estos parajes es incomparable con cualquier carrera de asfalto, el volver a los orígenes, el aire puro, la vida salvaje, el agua... mires donde mires puedes ver la vida en todas sus formas, con sus caprichosas formaciones y elegantes portes... pero claro, donde se ponga un buen asfalto rugoso y duro, esos bordillos tan prominentes, las fachadas tan lustrosas de ladrillo y cemento o ese aire tan pesado y lleno de partículas ricas en vete a saber qué, que se quite lo demás.
Comienzo otra nueva subida, la hago bien, parece que poco a poco me recupero algo y voy alcanzando a algunos corredores que me habían adelantado en la zona de los Pilones. Volvemos a bajar por una pista y enlazamos rápidamente con un sendero que nos vuelve a poner la carrera cuesta arriba, una subida bastante larga comparada con las anteriores. A mitad tenemos el tercer avituallamiento, sobre el km 14,5, donde llegamos un grupito de unos cinco corredores, los cuáles reiniciamos la marcha a cuentagotas, cada uno reponiendo fuerzas para afrontar el kilómetro y pico que nos queda aún de subida hasta Peña Caldera. A mitad de subida, en un pequeño tramo de bajada, resbalo y caigo al barro, metiendo le brazo hasta el codo, por suerte había un arroyo cerca que me sirvió de lavabo improvisado. Al fin llego arriba y ahora a bajar todo lo subido, con cuidado en las zonas de piedras, ya que las zapatillas que llevo no son las idóneas para bajar por zonas húmedas y pedregosas, innumerables los resbalones que me hicieron dar.
La bajada es continua, y desde el cuarto avituallamiento en el km 19 la hago con un chico de El Barco de Ávila, que también corrió unas semanas atrás en Tres Valles, pero que al igual que a mí, no tenía el día de cara hoy. En el quinto avituallamiento nos animan y nos dicen que ya sólo queda una última subida de unos 600m y de allí a meta unos 3 km de bajada. Al fin vemos el pueblo al fondo, encaramos la pista cementada que tomamos en el inicio, cruzamos el puente y empezamos la subida a la plaza, donde la gente nos anima. La sorpresa fue al enfilar la meta, que me encuentro con Jose animándome, su rodilla no le dejó pasar mas allá del km 18 y tuvo que abandonar.

Al final la acabé, con mas sufrimiento que disfrute, pero contento por poder acabarla, por poder acabar una vez mas esta preciosa carrera a la que si no hay inconvenientes, volveré año tras año.
Felicitar a la organización que año tras año dan un giro de tuerca para sorprendernos tanto por sus paisajes como por su dureza y organización. Felicitar al pueblo de Jerte por involucrarse de esa manera antes y durante la prueba (supongo que después también, eso ya no lo vi), por ese avituallamiento después de la carrera, que parecía mas bien un buffet!!

Hasta la VII Carrera por montaña Garganta de los Infiernos!!

domingo, 20 de marzo de 2016

Épica y mágica Tres Valles

Brutal, así podría definir la segunda edición de la carrera por montaña "Tres Valles" de La Alberca (Salamanca). Pero mejor empezaremos por el principio, ya que es una carrera para correrla, disfrutarla y sufrirla, sobre todo en este último aspecto.


En esta ocasión. a diferencia de otras carreras próxima en distancia como ésta (en torno a 1h30 en coche), emprendí el viaje con María la tarde antes para pasar la noche allí, en previsión de que saliera un tiempo adverso, ya que el acceso es por carreteras bastante umbrías y zonas de montaña. Al final salió un fin de semana casi primaveral. 
Esa mañana de sábado me levanté con una molestia debajo del hombro, que después de desayunar fue a más, hasta el punto que tuve que dejar conducir a mi padre el coche de camino al trabajo por que la molestia que tenía era bastante. Antes de partir por la tarde pasamos por la farmacia y me tomé en el coche un paracetamol, que la verdad me sentó bastante bien. Viaje callado por mi parte, ya me lo notó María, pero iba nervioso, con presión (ya ves tú, un tío de los cien últimos nervioso...) y no era por otra cosa que por el miedo a que me sucediera algo como como en el Trail de Artesanos, a que todo lo que has preparado y entrenado no valiese para nada.
Esa misma tarde recogida de dorsal, saludar a algunos corredores conocidos, un pequeño paseo y para el hotel que hace frío y no es plan de deambular dando tiritones. Un poco de relax en la habitación y a eso de las nueve bajamos a la cafetería a cenar un sandwich y una taza de leche calentita, y a dormir antes de las once.

A las 6:45 suena el despertador, aunque ya había dado un par de vueltas en la cama un rato antes. Ducha para despejarme, me visto y preparo la mochila, geles, agua, cortaviento, gorra... y bajamos a desayunar. En la cafetería se ve ambiente con varios corredores, algunos incluso desayunando ya preparados con la ropa de correr!! Ya en la habitación María me da un poco de Voltaren en la espalda, me visto y salimos hacia la plaza, bien abrigados para mantener el calor, que si llego a saber lo que me esperaba luego, mejor dejar ese calor en la habitación. Una vez en  la plaza me reúno con Norberto, Roberto y Chepe, fotos de rigor y comentarios típicos y pasamos el control de dorsales, que se hizo mas largo de lo normal y salimos con unos diez minutos de retraso. 
Los primeros km se hacen bien, algo de subida los dos primeros y luego empezamos a bajar hasta el río, desde donde hasta el km 9 era todo subida por senderos y algún tramo de cortafuego. Aquí tenemos el primer avituallamiento, junto al santuario de la Peña de Francia. Las sensaciones son buenas, regulando mucho junto a Norberto, sabemos que la carrera es larga y lo que nos queda por delante requerirá dar mucho de cada uno.
La bajada en su tramo inicial es bastante técnica, con algunos tramos con algo de hielo, pero luego es muy corrible, hasta el punto que me lanzo y al pasar el punto de control en el paso de los lobos (km 11) me uno a un grupo de ocho corredores que van delante de mí y veo que no viene Norberto por detrás. Me mantengo con ellos y al ratillo se une Norberto junto con otros tres corredores más. Este mini pelotón que formamos, en fila de uno ya que el sendero no permite mas, llegamos al segundo avituallamiento en el km 16, bebemos, rellenamos agua, un gel "pa dentro" y a empezar la segunda subida, la Mesa del Francés y su mística "Magnetotérmia".

La iniciamos por un camino que va ensanchándose hasta llegar a un cortafuegos casi cresteando lo que creíamos iba a ser la cima (inocentones nosotros). A mitad de subida, me paro y le digo a Norberto que siga, que voy a ponerme el "look" primavera verano, así que me quito la mochila, la camiseta y la térmica de debajo, que la guardo en la mochila, me quito también le buff de la cabeza y me pongo la gorra, y ale, a correr de nuevo. Pero al final del cortafuegos las balizas no van hacia abajo, si no que giran a la izquierda, subimos un pequeño repecho y allí vemos que unas hormiguitas de colores están subiendo hasta un bloque de granito enorme por una ladera de enormes piedras dispuestas de manera muy cómoda para cualquier animal bípedo. La verdad que los primeros metros cuestan un poco, pero luego me suelto como una cabra dando saltos y empiezo a adelantar corredores hasta la cima, la Mesa del Francés, a la cuál hay que subir al mas puro estilo Juanito Oiarzabal escalando (suerte que metí el piolet y las cuerdas en la mochila). 
Aquí ya dejé a Norberto atrás, se tomó con más calma la subida pedregosa hasta el km 20 y yo ya me lancé hacia el tercer avituallamiento y segundo punto de control en Los Puertitos (km 22). En este punto ya  nos avisaron que aquel que fuera con dudas o tocado, que no se lo pensara y se quedase allí, ya que la evacuación en el tramo del Valle de Las Batuecas era muy complicada y difícil, debido a lo cerrado y escarpado del terreno. Yo me encontraba bien y me fui en busca del monasterio de las Batuecas (km 29), total son sólo 7 km lo que tengo que hacer, y casi todo en descenso (de nuevo, inocente de mí)... pues eso, algo más de una hora en ese tramo, muy bonito y peligroso, todo sea dicho. En su parte inicial un sendero corrible (para los menos élite como el menda), en el cuál me encontré a un chico Mexicano con un calambre en la pierna, me paré y le ayudé a apoyarse en una piedra, le dí un gel de magnesio y le recomendé si no podía seguir, volver hacia atrás, que estaba el avituallamiento cerca. Después de esos primeros metros había unos pasos en los cuáles los bomberos te avisaban antes de llegar e indicaban como hacer el paso agarrado a las cuerdas. Cierto que los dos primeros eran bastante asequibles, pero el del paso por el río había que hacerlo despacio debido a lo resbaladizo de las piedras. Antes de este paso me dio por probar la consistencia del suelo del valle, un pequeño resbalón que me hizo aterrizar con la mano y doblarme un poco la rodilla, sin mucho mas que unos rasguños.
Mesa del Francés
Por aquí ya empezaban a pesar las piernas un poco, magnesio "pa dentro" y en busca del monasterio,que todo hay que decirlo, no se si en Castilla y León las medidas de longitud son diferentes al resto de España pero cuando un voluntario te dice que quedan unos 700m para el monasterio y tu sigues corriendo y corriendo hasta que pasa media hora y el monasterio sigue sin aparecer y te preguntas, ¿como narices miden aquí? jajaja. Ya en el monasterio recargo agua y pido isotónico, pero me dicen que no tienen, mal asunto por que el cuerpo me lo está pidiendo. Recupero un par de minutos con los dos compañeros que me encontré en la zona del valle, y nos ponemos de nuevo en marcha, que ya son sólo 6,5 km lo que queda, esto está hecho! (inocente de mí de nuevo).
Pues iniciamos la subida a El Portillo, algo mas de 4 km por delante con 650 m de desnivel positivo, a lo que hay que sumarle los 29 km en las piernas y el solazo que pegaba en la subida. Sendero asequible, pero el tío del mazo quiso venir a verme en primera persona, y por mas agua que bebía no solucionaba nada (nota: la próxima llevar algo de isotónico extra para emergencias), y tuve que descansar un par de veces a la sombra, pero llegados hasta allí no iba a abandonar por muy mal que fuese. Al fin llegué arriba, me bebí dos vasos de isotónico que me sentó de maravilla y junto con el corredor con el que había hecho los últimos 14 km nos lanzamos a por la meta, poco más de 2,5 km y lo tenemos hecho, nos decimos el uno al otro. Y así fue, llegamos al pueblo y al pasar por la iglesia está María junto con Roberto y Chepe que ya habían llegado a meta y Nuria esperando a Norberto. 

Meta al fin!! Después de disfrutar y sufrir pude llegar a meta y quitarme ese peso psicológico después de Artesanos. Cierto es que me faltó una semana más, un entreno de esos de domingo de 25 km por el monte, no para hacer mejor o peor marca o posición, si no para no sufrir tanto en ciertos aspectos. 

Gran carrera, precioso entorno y organización. El año que viene si no hay impedimentos, intentaré estar de nuevo allí. 

Por cierto, un diez para todos los corredores ya que en todo el recorrido no vi ni un gel tirado ni un vaso fuera de la zona de avituallamientos, eso SÍ es respeto por el medio y por los demás, a ver si aprenden muchos de los corredores de aquí de Extremadura, que en todas las encuestas de las carreras es la crítica que hago siempre, además de ser motivo de descalificación según el reglamento. 
Y estaría bien mas fotos de los corredores de mitad de clasificación para atrás, que también nos gusta vernos sufriendo jaja.


lunes, 7 de marzo de 2016

Pequeño, grande y soñador... Yo también quiero ser como tú

Hacía mucho que no publicaba una entrada en el blog, y precisamente ésta no era la que tenía previsto publicar, pero la ocasión y sobre todo la persona lo merecen. Él es un compañero de Zapatones Running, un gran amigo y una magnífica persona, él es Jose, el "fisio". Junto con Andrés, que fue el "culpable" de que yo me metiera en este mundo del atletismo, Jose es una de esas personas a las que le tengo un especial cariño, muchas charlas, muchos kilómetros de entrenamiento (menos de los que a mí me gustaría), muchas carreras juntos, muchas risas... Pero lo que ha hecho el sábado en Canarias es algo digno de admirar.

El fin de semana se enfrentó al mayor reto deportivo de su vida, hacer los 83 km de la Transgrancanaria y acabarla, convirtiéndose en FINISHER. Y la verdad que he sentido mucha envidia, sana, pero envidia. Aún recuerdo aquella tarde de verano que me llamó y me dijo que se iba a apuntar a la carrera, que me lo pensara y la hiciéramos juntos, ya que por aquel entonces habíamos empezado la preparación para el Trail Artesanos que corrimos en septiembre y sería una bonita carrera para prepararla y correrla. A mí me encantó la idea, pero finalmente no pudo ser por los motivos que le comenté.

Han sido unos meses de preparación silenciosa, en la sombra, en solitario la mayoría de las veces, y no por que él quisiera, si no por que no le quedaba otra. Se levantaba, trabajaba, paraba un rato para comer y seguía trabajando hasta la noche, y entonces es cuando se ponía las zapatillas y salía a entrenar, muchas de las veces con el frontal y acabando más allá de las diez de la noche. Y esto es lo que le hace grande, por que ha sacado tiempo de debajo de las piedras, ha alargado las 24 horas del día a 25 horas para poder trabajar, entrenar y estar con la familia, y eso un día tras otro, y sin publicarlo en las redes sociales!! 

Por todo eso, por haberte clavado 16 horas y 53  minutos en Transgrancanaria y entrar en la meta de la mano con tu peque Alonso te mereces la admiración de aquellos que te apreciamos y el respeto de todos. Eres grande "pequeño", muy grande, y seguro que compartiremos muchos muchos kilómetros más, no lo dudes.

lunes, 5 de octubre de 2015

Despertando de un sueño

El reloj se paró en 4 horas, 24 minutos y 27 segundos. Hasta aquí duró el sueño que empezó a finales de 2014 y que tanta ilusión había despertado en mí desde entonces. 

La mañana del sábado empezó antes de que el despertador sonase a eso de las 5:00. Me levanto, desayuno y hago los últimos preparativos, aunque ya estaba prácticamente todo listo de la noche anterior. Reviso la mochila, relleno el agua, el isotónico, meto los geles y barritas y parto en cuatro trozos el sandwich de pavo para comer algo salado de mitad de carrera en adelante.
A las 6:30 viene a recogerme Jose, amigo y compañero de entreno,  y ponemos rumbo a Torrejoncillo, por el camino nervios, dudas, bromas... lo normal pero todo aumentado quizás por ser una prueba totalmente desconocida para nosotros, cierto que Jose había hecho el maratón de Transvulcania, pero aquí tenemos otros 9 km más después de hacer los 42 primeros. En cuanto a mí, los 34 km de La Pencona son mi mayor "gesta" kilométrica en la montaña, de ahí para adelante todo es desconocido.


Ya en Torrejoncillo nos dirigimos a coger el autobús que nos llevará hasta el lugar de salida en Portezuelo. Ya en el autobús se notaba un ambiente diferente a otras carreras, la gente más tensa, con el gesto más serio de lo normal, y no era para menos, el recorrido así lo exigía. Una vez allí, nos cambiamos y pasamos al corralito de salida pasando por el control de material, todo esto con sol aún ausente y viéndose su resplandor tímidamente. 





A las 8:00 se da la salida y comenzamos a callejear por Portezuelo, me pongo junto a Jose, con el cuál intentaría hacer la carrera hasta el final, y en menos de dos minutos dejamos atrás el pueblo para encaminarnos a subir por una estrecha vereda al castillo, formándose un pequeño embudo y subiendo en fila de a uno hasta que lo coronamos y atravesamos por su interior. Desde el inicio sabía que tenía que tomarme la carrera con calma, son muchos kilómetros y lo duro está en la primera mitad, A la salida de éste empezamos el cresteo por la sierra, una zona bastante técnica que me gusta mucho desde la primera vez que corrí por allí, y que este año nos deleita con el sol apareciendo detrás de las montañas. Voy detrás de una chica de Ecuador, por delante de ella Jose y delante de éste Félix. Van pasando los kilómetros y las posiciones a penas se mueven debido a la dificultad y tecnicidad del terreno, hasta que llegamos al final de esa zona y bajamos un cortafuegos, donde adelantamos a varios corredores. A medida que pasan los metros las subidas y bajadas, no muy largas, hacen que las piernas vayan calentando para lo que se avecina. A diferencia de otras veces que íbamos directos a la Villa del Arco, o mas conocido como "Arquillo", esta vez giramos a la izquierda hasta que empezamos a subir por una ladera en dirección a "La Silleta", pero al llegar a uno de sus picos descendemos en dirección al Arquillo, pasando por este pintoresco lugar.

Hasta aquí iba todo más o menos bien, aunque en la bajada hacia el Arquillo noté unas molestias en el estómago que iban y venían, con una sensación extraña de pesadez, aunque no le dí importancia ya que en otras ocasiones me ha pasado lo mismo y se solucionaba soltando lastre. 
Nos encaminamos dirección Cañaveral, para bajar casi hasta la carretera y empezar a subir por el Culebrero hasta la Silleta, subida mítica en ésta prueba, que cambia en esta edición el tramo final para meterlo por una zona rocosa y mucho más técnica que le da un toque de dureza y montañero. Aquí esta el primer avituallamiento (teórico km 12,5), que teníamos 2h15 minutos para completar este primer corte, al cuál llegamos con 2h07 minutos, pero claro, había 1,2km más de distancia, cosa que iría lastrando a los corredores y haría que se ampliaran los cortes en los siguientes puntos.

Cargamos agua, comemos
y bebemos y empezamos el descenso Jose, Félix y yo, dirección a la segunda subida a la Silleta esta vez por la zona de umbría, y justo en el punto que se bifurca el mini trail, los cuales se van hacia el pinar de Pedroso de Acím, y los del trail que volvemos a subir. Comenzamos la subida Jose y yo con unos metros respecto a Félix, y al llegar arriba ya no le vemos, por lo que continuamos cresteando por la Silleta hasta el cortafuegos que nos hará de bajada hasta el camino de enlace con el sendero del "Caño", que nos llevará hasta la plaza de Cañaveral. En este sendero, rodeado de madroños, ya iba "pesado", esa sensación que tuve anteriormente se iba incrementando y me hacía sentir muy pesado, como con una losa encima, me costaba mantener el ritmo y para colmo piso una piedra y me tuerzo el tobillo, Jose se da la vuelta preocupándose por lo que me había pasado y caminamos durante unos metros hasta que el dolor se pasa y comenzamos de nuevo a correr.

Pasamos por Cañaveral y tomamos una calleja dirección a "La Pared", sí, con ese nombre os podéis hacer una idea de que es lo que nos esperaba, una subida bestial, muy dura. Ya antes de comenzarla no iba bien, me costaba mucho mantener un ritmo de carrera, pero no era por falta de fuerzas o pesadez de piernas, algo tiraba de mi hacia atrás, no me dejaba avanzar y cada paso me costaba el doble que al principio. Al coronar la pared, en el avituallamiento, no tenía ganas de nada, le dije a Jose que no iba bien, que estaba planteándome abandonar. Me animó y me dijo que intentara seguir, y así hice después de llenar la mochila de agua y el bote de isotónico. Subimos una cuesta hasta un llano que hay antes del "Reventón", que este año es de bajada. Jose empieza delante bajando, yo voy con precaución, pero aún así resbalé y caí, sin mayor importancia que unos arañazos en la rodilla izquierda. Una vez abajo le dije a Jose que no podía, que estaba mal, que tenía ganas de vomitar, que no podía continuar y que se fuera él. Esperó mientras me acerqué a alguien de la organización que estaba en el cruce para comunicarle mi retirada, y luego continuó con la carrera. Hasta aquí duró mi carrera, unos 27 km.

Mientras esperaba a que viniese a recogerme la organización, se me pasaba de todo por la cabeza, intentando analizar que había pasado, pero sin encontrar respuesta, ya que no había comido ni probado nada nuevo en carrera, estaba bien físicamente, no iba cargado ni cansado (obviando el cansancio lógico de los 27km ya corridos) conocía las subidas y la zona...
Cuando llegó el coche a recogerme me encontré que Félix iba dentro, se había retirado en el avituallamiento de la Pared, tampoco iba bien, y como me dijo, "no hay que darle vueltas, hay días y días, y hoy no era el día".

Y así fue como se acabó prematuramente una carrera que me había ilusionado desde hacía mucho tiempo, a la cuál mentalmente iba preparado para sufrir y físicamente iba fuerte, incluso diría que de las que mejor he ido. Pero esto es como cuando estudiabas mucho para un examen, lo preparabas bien y luego suspendías y te ibas con cara de tonto para casa. Pues esto igual, pero con la diferencia que al día siguiente me hice 37 km con la bici, intentando descargar toda esa fuerza que no pude gastar el día anterior.

Pero esto no ha sido un punto final, ha sido un punto y aparte y volveré a intentarlo, Trail Artesanos, nos veremos las caras de nuevo y ten a buen seguro que no te será tan fácil acabar conmigo,